Este trabajo describe cuáles son las características evolutivas de los chicos de acuerdo a su edad.
¡¡Muchas gracias a Fredy Bianco por aportar este material al blog!!
CARACTERÍSTICAS EVOLUTIVAS DE LOS CHICOS
El trabajo comprende las edades de 8,5 años hasta 11,5 años. Metodológicamente tomaremos las características de los 9, 10 y 11 años por separado para hacerlo mas sencillo para el lector.
AL LOS NUEVE AÑOS
Comienza a cimentar amistades mas profundas y duraderas, en base a su interés por la persona hacia quien orienta sus sentimientos de amistad y la posibilidad de comunicarse verbalmente en diálogos fluidos y con temas definidos.
Es capaz de subordinar sus propios intereses a los dictámenes del grupo que conforma. Estas asociaciones se caracterizan por la rigidez de sus normas de aceptación en el cumplimiento estricto de los rituales elaborados y admitidos por todos los integrantes y en la aceptación de los roles asignados a cada uno. En estas conductas, se perfilan los liderazgos que surgen espontáneamente por la inteligencia, habilidad o fuerza de carácter.
Es muy importante que el docente reconozca estos liderazgos Y. aparte de aceptarlos los canalice a favor de una buena dinámica de las clases. Desconocerlos o minimizarlos u otorgar liderazgos a quienes no serán aceptados, crea situaciones de tensión que hacen fracasar en muchos casos los juegos o actividades planificados. En algunas ocasiones. el profesor elige a niños que no tienen capacidades conductivas o habilidades manifiestas como capitanes de bando o equipos, con el loable propósito de incentivarlos, pero lo que ocurre casi siempre es que al fracasar en su cometido o quedar mas aun en evidencia sus dificultades, se acentúan las criticas de los demás y el resultado del intento del maestro sea absolutamente contraproducente.
En esta edad, la capacidad de autocrítica es muy grande y 'cada niño interiormente sabe muy bien cuales son sus limitaciones. La acción docente precisa debe descubrirlas y ayudar a la integración de cada nuño en los juegos y deportes en la medida de sus posibilidades.
A LOS DIEZ AÑOS
Estas características decantan en una madurez del sentido colectivo, gracias a que el niño ha logrado su equilibrio personal-
Es capaz de actuar con seguridad en si mismo y desarrollar su habilidad en los juegos, pero sabiendo cual es el momento de hacer pase o permitir la acción de los otros. No existe tan acentuada la preocupación de quedar bien con los demás y con los adultos. lo cual se manifiesta en la soltura con la que juega. coopera y actúa en función de grupo.
Los clubes y organizaciones "secretas- están en su apogeo, preparando planes de acción y otorgando responsabilidades definidas que cada niño se esfuerza en cumplir cabalmente. Cuando esto no ocurre. el juzgamiento por sus pares suele ser muy duro. hasta llegar al alejamiento de quien no ha respondido "como corresponde" .
La noción de regla alcanza en consecuencia su madurez e, incluso, el niño es capaz de analizar el porqué de una regla, su origen e importancia. Esto puede derivar en una acción educativa importante, permitiendo que los niños introduzcan modificaciones en los juegos y lleguen al consenso grupal, variando en consecuencia lo aceptado hasta el momento.
No ocurre lo mismo con los deportes, ya que en ellos se manifiesta un pensamiento universal y en consecuencia el niño acepta incondicionalmente sus reglamentos, pues esto significa integrarse en la sociedad en un plano superior y trascendente a su realidad inmediata.
Afectivamente, esta edad se define por el sentido de compromiso, reflejado en un nuevo sentido de responsabilidad en las relaciones sociales, en las tareas escolares y con la familia.
A LOS ONCE AÑOS
Emocionalmente se produce una ruptura del equilibrio tan particular que se había alcanzado a los 10 años, pues los cambios somáticos que comienzan a producirse resuenan profundamente en el púber de estas edades.
Las nuevas formas corporales. Las nuevas sensaciones relacionadas con los cambios sexuales, los nuevos horizontes intelectuales producen en general un desasosiego generalizado, de difícil explicación y que se traduce en cambiantes estados de humor sumado a una etapa de crisis en la relación con el adulto y fundamentalmente con sus padres.
Surge una tendencia negativista: nada está bien hecho, todo puede hacerse de una manera diferente, que seguramente dará mejores resultados.
La crítica está presente a cada instante y hasta parece existir un cierto disfrute en importunar y molestar al adulto. Muchas veces éste se deja llevar por los impulsos que provocan estas conductas, enojándose y reprendiendo severamente, lo que en última instancia satisface profundamente al niño de esta edad.
Por otra parte, es muy probable que en otros momentos aparezca un carácter dulce, amigable, que contradice totalmente las actitudes anteriores.
Aquí se refleja claramente la fluctuación emocional y la necesidad de una guía muy sutil del niño en este período crítico, a fin de ayudarle a transitar1o. El diálogo serio y sin cargas de culpabilidad es la mejor forma de acercarse a él, pues le interesa vivamente comunicarse y ser reconocido como un adolescente y no como el niño que está dejando de ser.
Su dinámica grupal sigue siendo buena, pero ya no se ata a los rituales 0 imposiciones del grupo. Se asocia libremente cuando le interesa, para obtener algún objetivo en común o cuando las circunstancias le obligan (por ejemplo, una tarea por equipos encomendada en la escuela) y es capaz de trabajar o jugar armoniosamente.
Es difícil que se integren grupos con niños de ambos sexos, pues aún se desdeñan competitivamente, como en el período anterior, ya que no han llegado al momento del acercamiento enriquecedor de la plena adolescencia.
Los deportes son un factor de gran motivación para los varones: participan con total entrega y pueden organizarse para jugar un partido de fútbol de varias horas de duración, sin necesidad de un árbitro.
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