Un premio merecido para este HOMBRE DE RUGBY

Como jugador del plantel superior del club San Martín, tuve la suerte de cruzar en una cancha, en un partido de la preintermedia, un sábado cualquiera, a este enorme jugador de San Andrés, galardonado por la IRB en la ceremonia de cierre del Mundial con el premio al “espíritu del rugby”.

Y nunca un premio fue tan bien otorgado como este.

Nicolás es un ejemplo de lo que se quiere decir cuando desde el rugby se habla de “espíritu del rugby”. No significa otra cosa que sacrificio, fortaleza mental y esfuerzo para conseguir lo que uno se propone.

Pero atención, sería injusto acreditarle todo el mérito al rugby. El deporte prepara las bases y el escenario óptimo para que crezcan árboles fuertes, pero la calidad de la madera es inherente al propio árbol.

En este caso, Nicolás fue el que puso todo su coraje y energía para poder lograr lo que para muchos hubiese sido imposible.

En aquella tarde en la cancha 1 del club, solamente le estreché la mano al término del partido. Me pareció que el mejor modo de reconocer su lucha era justamente tratarlo como un jugador más de los 30 que estábamos en la cancha, pero ahora desde este espacio en “El Semillero de Pacific” siento la necesidad de hacerle llegar mi admiración y felicitaciones porque es un ejemplo para todo el mundo, y sobre todo para los más chiquitos que corren todos los fines de semana con la tricolor en el pecho.

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